marzo 24, 2017
Durante miles de años, las historias fueron la forma más valiosa de trasmitir conocimiento. A través de la voz, las leyendas se compartían de generación en generación, permitiendo a la sociedad avanzar.
¿Cómo lograban que las historias conservaran su valor con el transcurso del tiempo?
Generando un fuerte impacto en un número suficiente de personas. Era así como las civilizaciones conseguían recordar y “reconstruir” la historia para luego poder compartir su esencia a la próxima generación.
Siglo XXI, millones de avances científicos y sociales después, la historia se repite una vez más: las historias que dejan huella son aquellas que logran impactar lo suficiente a un gran volumen de la población.
La diferencia es que ahora en vez del “boca a boca”, el mundo cuenta con un mecanismo mucho más veloz y sofisticado que conecta a más de 2 billones de personas en una red digital sin fronteras. Las historias utilizan esta red para expandirse en término de horas, impactando a millones de personas con efecto exponencial.
Esto es lo que hoy conocemos como Viral Storytelling, uno de los campos más intrigantes del Content Marketing.
Al fin y al cabo, ¡cualquiera de nosotros podría volverse famoso de la noche a la mañana! Pero la realidad es que no todos los videos que se suben a YouTube se vuelven virales, ni todas las historias que se publican en las redes sociales logran exposición masiva. Sólo un pequeño porcentaje lo hace.
Lo que nos lleva a estudiar el patrón detrás de su viralidad:
Si hay algo que tienen en común las buenas historias es que primero despiertan curiosidad. Tienen algo único que las vuelve interesantes, haciéndote detener tu “scrolling automático”, capturando tu atención.
A su vez, a media que se desenvuelven, conectan con las personas en un nivel emocional. Tienen personajes que toman decisiones, sienten emociones y viven situaciones que permiten que la persona se sienta identificada. Esta conexión logra generar recuerdos duraderos, y lo más importante, ganas de compartir la historia.
Es allí mismo donde se esconde el secreto. El algoritmo detrás de la viralidad no se basa en cosas que se puedan adquirir fácilmente, como ser el alcance que recibe una publicación de Facebook, la cantidad de views de un video o el volumen de visitas de una nota de blog. La viralidad tiene sus cimientos en la cantidad de veces que la historia está siendo compartida.
Dado que los Shares no se pueden comprar y al tener un carácter muy personal, lograr que una persona elija “mostrar tu historia a sus amigos” es una de las hazañas más difíciles del marketing moderno.
Entonces, ¿cómo impulsamos el Shareability?
Los disparadores para que las personas recuerden y compartan parecen ser los mismos que utilizaban los antiguos historiadores:
Además existe otro factor relevante relacionado a la persona y su rol en la sociedad: como usuarios de las redes sociales compartimos aquellas cosas que por algún motivo aportan valor agregado, ya sea para nosotros o para nuestra comunidad digital. Algo que ya se ha visto, o que es poco interesante, difícilmente será compartido.
A su vez como profesionales del marketing digital no podemos evitar preguntarnos:
¿Cómo lograr un impacto viral que además sea de utilidad para las marcas?
Sin lugar a dudas el mundo del Viral Storytelling es un complejo mix de Ciencia y Arte. La buena noticia es que al implementarse con éxito se logra un antes y un después en los contenidos de toda marca, impulsando su posicionamiento de forma notable.
Solo resta decir que al combinar correctamente creatividad y estrategia se construyen puentes entre situaciones y conceptos que aparentemente estaban desconectados, generando hilos conductores que se salen de lo esperado y abriendo puertas hacia las historias más valiosas: aquellas que permiten conectar.
Bonus Tracks
¿Qué es lo que se viene? Descubrí más: Interactive Storytelling, Reactive Storytelling y Immersive Storytelling.
Amaia Canzani
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