Juan

02/2022

El videojuego como forma de arte

En el 2005, el afamadísimo crítico de cine Rogert Ebert, publicaba una columna donde afirmaba que los Videojuegos no eran ni podrían llegar a ser nunca considerados Arte. Esto derivó en una controversia que impulsó a los diseñadores de juegos a replantearse las posibilidades del medio como algo más que mero entretenimiento. En esta publicación intentaremos dar un primer acercamiento a la comprensión de los videojuegos como arte, y sus posibilidades de desarrollo.

Es solo un juego

Definir el término “juego” ha demostrado ser una tarea ardua. Es difícil pensar un término tan amplio como para englobar desde la Pelota Vasca hasta el Legend of Zelda, pero hay ciertas características comunes que se repiten una y otra vez en los múltiples intentos de definir el concepto: - El juego es una actividad en la cual los jugadores entran voluntariamente.- Posee límites temporales o espaciales (un campo de juego, o una condición que termina el juego).- Existe cierta incertidumbre respecto al resultado final.- Hay reglas que limitan lo que podemos hacer dentro del juego.- Los jugadores pueden interactuar con el juego a través de componentes, y modificar el estado del juego.

Si bien inacabada e incompleta como definición, este conjunto de características nos puede servir para ubicar los videojuegos dentro de un marco conceptual.

Videojuegos y Arte

Cuando Ebert inició la controversia que mencionamos al comienzo, el argumento que planteó fue que los Videojuegos nunca podrían alcanzar el nivel de verdadero arte por su propia naturaleza, ya que son experiencias interactivas en esencia, y el arte tiene que tener intención autorial. De acuerdo con Ebert, una versión de Romeo y Julieta interactiva donde pudiéramos cambiar el curso de la historia y que no culminara en tragedia, perdería mucho de su valor artístico. Esto es decir, la agencia del jugador entra en conflicto directo con la intención autorial, el mensaje que quiere transmitir el autor de una obra.La respuesta más clara frente a este planteo es que, incluso en los juegos que no tienen una línea argumental definida, y el jugador puede elegir entre múltiples posibilidades, cada una de ellas es cuidadosamente elaborada por el creador del juego, cada uno de los posibles finales tiene intención autorial. Incluso se podría argumentar que al existir agencia, se puede generar una mayor conexión entre el jugador y el juego, que el que podría existir entre un espectador y un personaje. Por otro lado, la intención autorial no se limita a la narrativa del juego, a medida que el medio ha avanzado, se han explorado los límites de cada componente de los Videojuegos, y es posible encontrar ejemplos de creadores que logran ideas a través de el arte, los controles, el sonido, el mundo, etc. Cada uno de esos aspectos nos permiten escuchar a la voz del autor, a veces sin darnos cuenta.

Solo por diversión

Puede llamar la atención que entre las características básicas que componen la definición de juego, no se encuentre incluida la diversión. Sin embargo, se puede argumentar que un juego aburrido es, de todas formas, un juego, y no merece ser excluido de la categoría. Si podemos entender el juego como forma de arte, no necesariamente debe ser atado de forma inequívoca y necesaria con el entretenimiento. El arte puede querer comunicar, informar, educar, o simplemente servir como medio de expresión para el creador. Al leer una novela trágica o de terror, no esperamos que sea “divertida”, si atractiva, que sea capaz de mantener nuestra atención, pero no necesariamente que nos provoque alegría.

Y hay juegos que ya están logrando atravesar esta barrera. Jugar a This War of Mine (2014) no es una experiencia “divertida”. El juego nos ubica en la piel de un grupo de civiles que intentan sobrevivir en una ciudad azotada por la guerra. Las experiencias que enfrentamos y las duras decisiones que debemos tomar, estan inspiradas directamente en las experiencias de los sobrevivientes del Sitio de Sarajevo, durante la Guerra de Bosnia. La experiencia de juego es sofocante, deprimente, desesperante, y un vívido retrato de la guerra y sus consecuencias. De hecho, This War of Mine se convirtió en el primer juego en figurar como lectura recomendada en un currículo liceal, en Polonia.

En conclusión


Si bien ya es ampliamente aceptado que los Videojuegos son un medio artístico en si mismo, persiste la idea de que para que un juego sea exitoso, debe ser divertido. Nos gustaría plantear un paralelismo con el cine. No fue hasta que el cine dejó de verse a si mismo como mero entretenimiento, que pudo explorar realmente los límites de las historias que pueden contarse a través del medio. Quizás ese momento haya llegado para los Videojuegos.

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